Como expresa la Organización Mundial de la Salud, las vacunas salvan vidas y son un derecho fundamental de la infancia. Su función es fortalecer el sistema inmunológico y crear anticuerpos contra las enfermedades. Son seguras, probadas, y muy eficaces.

A los dos meses de vida se aplica la primera vacuna y se prosigue con un calendario que demora varios años. Los padres deben estar muy atentos a este proceso.

 

¿Qué hacer después de la vacuna?

No se recomienda modificar la dieta ni los horarios de alimentación.

Efectos secundarios de las vacunas

Tu bebé puede tener fiebre, pero las estadísticas demuestran que:

1. Del 15 al 20 % no sobrepasan los 38°C de temperatura (febrícula), y solo un 2 % supera los 39°C. Si compruebas que la temperatura es superior a 37,5°C puedes administrarle al bebé un antipirético como el paracetamol. El ibuprofeno solo es recomendado si el bebé sobrepasa los 6 meses de vida.
2. Aunque no muestre síntomas, debes someterlo a una estricta vigilancia. Mantenlo con poca ropa y somételo a baños tibios. Esto lo relajará. Déjalo dormir y no te impacientes por sus majaderías.
3. Puede sufrir dolor, enrojecimiento e hinchazón en la zona del pinchazo, que desaparecen por sí solos. Si lo crees necesario, aplícale fomentos fríos.

Ninguno de estos síntomas requiere la visita al pediatra, pero si la fiebre sobrepasa los 40°C, percibes signos de urticaria, dificultades para respirar, debilidad y pérdida de conciencia, acude urgentemente a un centro asistencial.

 

La lactancia materna y las vacunas

Diversos estudios revelan que el riesgo de padecer fiebre en los bebés alimentados con lactancia materna exclusiva, es un 54 % menor que en aquellos que se alimentaron con biberón.

Esta curiosa la relación entre la alimentación y la respuesta ante las vacunas responden a las propiedades nutricionales e inmunológicas de la leche materna lo protegen, le aportan tranquilidad y bienestar.