Ciertamente, hay un abismo de diferencias entre los niños de ahora y los de antes ¿Para bien o para mal? Pues, ambas cosas. Y sobre todo, el motivo más influyente de estos cambios notables es el desarrollo de la tecnología, y cómo ha llegado a influir en el desarrollo infantil.

Por supuesto, los bebés siguen siendo los mismos, pero las influencias en el modo de crianza es lo que los cambian. Ya te los comentamos.

 

Los bebés de antes y de hoy

Con la tecnología, ha incrementado la producción comercial de una manera impensable para el siglo pasado. Antes, los juguetes para bebés eran mucho menos sofisticados que ahora; incluso, muchos se hacían en la propia casa. Así, con la imaginación de los padres también se estimulaba la de los bebés: una lata con piedrecitas hacia gatear al bebé por toda la casa, o un colgador con tapitas y adornos sencillos sobre la cuna, podían ser muchas cosas para el bebé, estimulados por sus papás.

Sin embargo, hoy en día la especialización de los juguetes ha venido a matar un poco la iniciativa: un juguete ya es lo suficientemente asequible como para “ahorrar tiempo”, y los padres rodean a sus bebés de juegos distintos y sofisticados, a veces innecesariamente. En ese proceso, el bebé de ahora necesita menos de su imaginación para jugar.

Antes, los bebés a medida que iban creciendo, necesitaban más de otros bebés para desarrollar sus juegos. Ahora, las formas de diversión son más modernas, pero también más excluyentes.

Ya en muy poco tiempo, los niños pequeños interactúan con tabletas o celulares, además de consumir mucho más televisión que antes, debido a la producción en aumento de materiales audiovisuales, y las facilidades de la tecnología para administrar a gusto la programación de los chiquitines.

Este hecho se ha vuelto tan grave, que se han requerido cursos para que los bebés desarrollen sus habilidades sociales, cosa que a los bebés de antes se les daba con mucha más naturalidad. Lo mejor sería unir la capacidad de los bebés actuales de relacionarse con la tecnología, con el esparcimiento más natural de los bebés de antes.